EXPANSIÓN TERRITORIAL HACIA EL OESTE
Desde la costa este, el nuevo país surgido de la Guerra de Independencia iniciaría pronto una rápida expansión hacia el oeste que no fue parte de un plan establecido y se efectuó a través de diversos procedimientos. Algunos territorios fueron comprados, ese fue el caso de Louisiana, una colonia francesa vendida por Napoleón en 1803 a Estados Unidos por 15 millones de dólares. Se trataba de un inmenso territorio en el que se incluían enormes espacios casi despoblados situados entre Nueva Orleans al sur y Montana y Minnesota al norte, copando amplios territorios en el margen oeste del río Mississippi, incluyendo la inmensa cuenca del río Missouri. También fue objeto de compra la península de Florida, vendida por España en 5 millones de dólares a partir del Tratado transcontinental de 1819 (Adams-Onís). En este caso, sin embargo, se trataba de una compra obligada que encubría realmente la anexión del territorio por ocupación militar realizada con anterioridad por el presidente Monroe. El gobierno español del Trienio Liberal ratificaría definitivamente dicho tratado en 1821. Más tarde, se recurriría de nuevo a este procedimiento con la compra a México en 1853 del territorio de "La Mesilla", conocido como Gadsden por los estadounidenses, y que resultaba esencial para contruir el ferrocarril que debía unir Texas y la costa de California. Quince años después, en 1867, Estados Unidos compraba Alaska a los rusos por 7 millones de dólares.
Sin embargo, Estados Unidos no dudó, en determinados momentos, en optar por el recurso a la guerra para incorporar nuevos territorios, es lo que ocurrió con muchos de los territorios del oeste y suroeste americano. Tras la pérdida de Florida, España permitió que gran cantidad de colonos anglosajones, liderados por Moses Austin, se asentaran en la zona de Texas, entonces despoblada. Cuando en 1821 México se convierte en un estado independiente, se permite a los colonos seguir asentándose, hasta convertirse en la mayoría de la población del territorio. Sin embargo, el creciente control del gobierno mexicano sobre ellos los condujo a la insurrección y en 1836 se sublevaron dirigidos por Samuel Houston. La derrota mexicana permitió el reconocimiento de la independencia de Texas, estableciéndose la frontera con México en el río Grande. Aunque el nuevo estado pretendía anexionarse a los EE.UU., los recelos del presidente Jackson ante la entrada en la Unión de un gran estado esclavista lo impidieron. No será hasta 1845, con el presidente James K. Polk, cuando se produzca la anexión de Texas a Estados Unidos. La oposición de México conducirá entonces a la guerra con México, que concluirá en febrero de 1848 con la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo y la cesión por México de amplios territorios del oeste americano, no solo de Texas. Las fronteras se fijaron entre el golfo de México y el Pacífico, pasando a través del río Gila, el río Bravo o Grande, el río Colorado y los linderos de Nuevo México y la Alta California. México perdía así la mitad de los territorios que poseía antes de la guerra: renunció a reclamar Texas y cedió a Estados Unidos los territorios de los actuales estados de Arizona, California, Nevada, Utah, Nuevo México y parte de Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma.
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En el mapa podemos observar la incorporación continua de territorios realizada por EE.UU. durante el siglo XIX. Los territorios fueron cedidos (a veces después del recurso a la guerra) o comprados. Fuente: Elaboración propia. |
Sin embargo, el elemento clave de la expansión territorial de los EE.UU. hacia el Oeste fue el poblamiento. En algunos casos la incorporación al país de algunos territorios no se produjo por conquista o compra, ese fue el caso de amplias zonas del noroeste, que se encontraban casi despobladas, como el territorio de Oregón, una enorme extensión de terreno que entonces se extendía por los actuales estados de Washington, Idaho y Oregón y que abarcaba incluso la región de Vancouver, en el actual Canadá. En 1819, en virtud del Tratado de Adams-Onís, España se había visto obligada a renunciar a sus derechos sobre Oregón y, de hecho, en la zona apenas existían asentamientos españoles, en general pequeños y temporales. La llegada creciente de población anglosajona permitió rápidamente consolidar el control del territorio, que se fraccionaría con el tiempo en varios estados. No sería hasta el Tratado de Oregón, en 1846, cuando Gran Bretaña renunciaba definitivamente a dichos territorio, a cambio de consolidar su dominio sobre la costa más al norte, la llamada Columbia Británica. Este modelo de poblamiento fue esencial también en otros territorios adquiridos por compra, como ocurrió en buena parte de los territorios de Lousiana, en gran medida despoblados, nos referimos a zonas como Montana, Dakota del Sur, Dakota del Norte, Nebraska, Wyoming o Minnesota. La llegada masiva de inmigrantes fue determinante también en la anexión, que ya hemos comentado, de territorios como Texas, y en la consolidación definitiva de los amplios territorios arrebatados a los mexicanos posteriormente: un caso llamativo al respecto fue el territorio de Utah, donde los mormones de Brigham Young se habían asentado ya en 1847, justo antes de la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo con México, huyendo de la persecución religiosa a la que eran sometidos en el resto del país.
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Familia de pioneros en Nebraska (1866). Fuente: www.archive.go |
En estos territorios semivacíos del Oeste americano la población indígena será poco a poco diezmada y expulsada de sus territorios, algo que ya había ocurrido con anterioridad en los territorios situados más al este. El proceso de expulsión y ocupación de sus tierras de los nativos americanos encontró un punto de inflexión inicial a partir de 1830, cuando el presidente Andrew Jackson aprobaba la Indian Removal Act, la Ley de Traslado Forzoso de los Indios. Esta ley obligaba a los nativos americanos que habitaban al este del Mississipi a trasladarse a las tierras al oeste del río. Se producía así el The Trail of Tears, el Sendero de Lágrimas, como es conocido por los indios el traslado forzoso sufrido por los pueblos indígenas del sureste de los Estados Unidos en la década de 1830: los choctaw en 1831, los chickasaw, semínolas y creek entre 1830 y 1835, los cherokee en 1838. Más de cuatro mil indios murieron debido especialmente a la mala organización del traslado masivo desde sus zonas de origen hasta el territorio de Oklahoma. Especial atención merece, en esta primera mitad del siglo, la resistencia del pueblo semínola, que se enzarzó en tres guerras contra el gobierno de Estados Unidos, las llamadas "Guerras Semínolas": la segunda de dichas guerras se produjo en los años 30, precisamente por la resistencia de los semínolas, dirigidos por el jefe Osceola, al traslado forzoso desde sus territorios hacia el oeste. La tercera guerra aconteció en la década de los 50, cuando los últimos semínolas que permanecían en Florida fueron desplazados definitivamente.
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The Trail of Tears (El Sendero de Lágrimas) obra de Robert lindneux. |
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El sendero de las Lágrimas. Ppueblos desplazados y rutas hasta el nuevo Territorio Indio (Oklahoma). F.: Wikipedia |
Aunque acontecido posteriormente, el proceso de colonización y poblamiento al oeste del Mississippi resultó igualmente imparable. Los pueblos de los desiertos, montañas y praderas del oeste, que todos conocemos a través del cine (sioux, comanches, apaches, crow, paite, pies negros, navajos, etc.) vivirían una presión creciente ante la llegada de nuevos colonos, y lo harían ya con anterioridad a la Guerra de Secesión (así fue en Texas, Utah, las zonas de las praderas, California u Oregón). Este proceso se intensificó después de la guerra y desembocó en lo que conocemos como las llamadas guerras indias, que se desarrollaron entre las décadas que van desde 1860 a 1890. En ellas se englobaban múltiples conflictos con las distintas tribus del oeste americano, que condujeron a la firma de tratados y la reclusión en reservas de los nativos americanos, confinados en las peores tierras, reservas que a posteriori serían modificadas por el gobierno de forma unilateral y tratados que serían reiteradamente violados por el hombre blanco. Mientras, los nuevos colonos se asentaban de forma masiva en los nuevos territorios, como si fueran una plaga, escogiendo las mejores tierras. Terminado el proceso, en 1890, las fronteras del país quedaron fijadas definitivamente.
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Asemiento de los sioux lakota en las praderas de Dakota del sur, a finales de la década de 1880. Fuente: Taringa.net |
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El célebre jefe Nube Roja y otros sioux. Fuente: Wikipedia. |
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Buscador de oro (1849) Fuente: Pinterest |
Este proceso de expansión hacia el oeste a través del poblamiento se vio estimulado a partir de los años 40 por el descubrimiento de riquezas minerales, particularmente de oro, lo que permitió el desarrollo de sucesivas fiebres del oro, que condujeron a la inmigración masiva de población en oleadas de buscadores de oro que trabajaban en las minas o cribaban el agua de los ríos. Entre 1848 y 1855, cientos de miles de personas llegaron a la zona norte de California en busca de oro provenientes de otras zonas del país o el extranjero, convirtiendo la pequeña localidad de San Francisco en una ciudad y fundando nuevas poblaciones que dieron lugar al nacimiento de un sistema legal y de gobierno, con la proliferación de escuelas, carreteras e iglesias, lo que llevó a la admisión de California como estado de la Unión en 1850. En la década de 1850 nuevas fiebres del oro se producirían en las tierras de Colorado, en el norte de Nevada y en la zona del cañón del Fraser, en el suroeste de Canadá. En las década de 1860, la fiebre del oro alcanzaría a Montana y, más tarde, en la segunda mitad de la década de 1890, a áreas situadas mucho más al norte: Alaska y el Klondike canadiense.
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Daguerrotipo de 1850 que muestra la fiebre del oro en California. Fuente: www.newyorker.com |
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Ciudad minera de Gold Hill (Nevada, 1867). Fuente: momentosdelpasado.blogspot.com |
La penetración en zonas tan extensas y poco pobladas, con frecuencia habitadas por pueblos hostiles y marcadas por las grandes distancias y la inseguridad, resultó siempre muy precaria hasta la mitad del siglo XIX. Se realizaba generalmente a caballo o con carros y carretas pesadas construidas de madera y reforzadas con hierro, cubiertas a su vez con lonas impermeabilizadas con aceite de linaza. Estaban tiradas por mulas y sobre todo por bueyes, más resistentes y baratos, y se agrupaban en grandes convoyes buscando la seguridad en medio de un viaje largo y peligroso. Los colonos seguían varias rutas que se iniciaban en primavera, pasado el duro invierno y cuando la provisión de pastos para las caballerías y el ganado era abundante, y utilizaban itinerarios que con frecuencia seguían los cursos de agua. La mayoría de las rutas partían de Missouri y fueron posible gracias a las exploraciones de auténticos aventureros como Meriwether Lewis y William Clark (entre 1804 y 1806 exploraron el curso del río Missouri y atravesaron las Montañas Rocosas hasta llegar a las costas del Pacífico en Oregón) o John C. Frèmont y Kit Carson, que en la década de 1840 exploraron Nevada, Oregón y California. Entre las rutas más destacadas (ver mapa inferior), habría que destacar la Ruta de Lewis y Clark hasta Oregón siguiendo el Missouri, la Ruta de Oregon, que llegaba también a este territorio pero por zonas más al sur, a través de Wyoming y Idaho, la Ruta de los Mormones hasta Utah, la Ruta de California o el Camino de Santa Fe hasta las tierras de Nuevo México, del que partía el Viejo Sendero Español hasta el sur de California.
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Típica carreta cubierta y tirada con bueyes. Hasta la incorporación del ferrocarril fue el medio de transporte básico utilizado por los colonos americanos que se asentaban en las tierras del oeste. Fuente: Wikipedia. |
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El pintor danés C.C.A. Christiansen viajó a Utah como pionero en las típicas caravanes del oeste, y reflejó más tarde en algunas obras su peripecia vital. Ese es el caso de su obra Sugar Creek. |
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Caravana de emigrantes mormones hacia el oeste (1879), Fuente: www.archives.gov |
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Caravana de pioneros en la zona de las Black Hills (Dakota del Sur). Fuente: Taringa.net |
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Principales rutas de penetración de las caravanas de pioneros hacia el oeste. F-: Elaboración propia. |
La mayoría de dichas rutas irían quedando en desuso con la introducción del ferrocarril en las últimas décadas del siglo XIX. Antes de que hubieran terminado las hostilidades de la Guerra de Secesión, se crea la Ley de Ferrocarriles del Pacífico, firmada por el presidente Lincoln el 1 de julio de 1862, que autorizaba la construcción del Ferrocarril Transcontinental. En 1869, en una famosa ceremonia, se colocaba el llamado "Clavo de Oro" o Golden Spike, que simbolizaba la finalización de su construcción. Quedaban así unidas las ciudades de Sacramento, en California, y Omaha, en Nebraska. En el futuro, en torno a las grandes líneas que llegaban a la costa del Pacífico se dispondrían la mayoría de las poblaciones: al norte, la Northern Pacific unió Chicago y Astoria; en el centro, la Kansas Pacific unió Chicago con San Francisco; en el sur la Southern Pacific llegaba hasta Los Ángeles. Ciudades como Kansas City, Omaha, Denver, crecieron también al abrigo del ferrocarril.
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El llamado Golden Spike simbolizaba la unión de los dos tramos del ferrocarril que unían el este y la costa oeste de EE.UU. Fuente: www.massmoments.org |